El protagonismo laical en la tarea evangelizadora es uno de los motores primordiales de la obra de los Misioneros Servidores de la Palabra.

Motivarlos, promoverlos y acompañarlos es nuestro cometido principal.

Evangelizar es tarea urgente; la Iglesia no puede privar a nadie del conocimiento de la Palabra, y por ello debe trabajar con todas sus fuerzas para anunciar este mensaje de salvación.

Los laicos no pueden quedar al margen de esta misión.

Los Servidores de la Palabra trabajamos activamente en la formación de dos tipos de evangelizadores.

Unos a tiempo limitado: hombres y mujeres, jóvenes, adolescentes y niños, que dedican algunas horas a la semana para el apostolado.
Algunos de ellos hacen la experiencia por 40 días de misión en el extranjero o en el mismo país, durante el tiempo de Cuaresma

Los Misioneros Servidores de la Palabra nacimos en este contexto.

Es preciso que la Iglesia multiplique el número de cristianos comprometidos, mediante el anuncio kerigmático, que lleve a una conversión profunda y lance a una acción evangelizadora.

El otro grupo, son jóvenes que entregan un año de su vida a TIEMPO COMPLETO a la evangelización luchando por una conversión constante y llevando el amor de Cristo a todos los hombres.

El Papa Pablo VI en su exhortación Evangelii Nuntiandi:

«El que ha sido evangelizado evangeliza a su vez. He aquí la prueba de la verdad, la piedra de toque de la evangelización: es impensable que un hombre haya acogido la Palabra y se haya entregado al Reino sin convertirse en alguien que a su vez da testimonio y anuncia» (EN 24).